lunes, abril 16, 2007
Corambo, de José Antonio Ramírez Lozano
Con su abrazo y su amistad, tan amablemente como siempre, recibo de José Antonio Ramírez Lozano su libro de poemas Corambo (Barcelona, DVD Ediciones y Ayuntamiento de Mérida, 2007), que fue Premio Ciudad de Mérida el pasado año. Para bien o para mal, cuando se publica un libro marcado por la circunstancia de un premio, al final, lo que queda, como es lógico, es el libro, y uno se olvida —o casi— de lo que fueron polémicas, aciertos, galas o agravios.
Por aquel tiempo de octubre de 2006 recuerdo que Álvaro Valverde ratificó que Ramírez Lozano es un escritor de premios, tanto que éste, el de Mérida, lo ha ganado dos veces —el de poesía, porque también ganó el de novela convocado por la misma institución—, lo que también recordaron Álvaro y Enrique Baltanás en sus blogs.
Lo cierto es que Corambo es un buen libro de pocos poemas (19), pero con versos suficientes para cumplir las bases del premio al que fue presentado. En el jurado, Clara Janés, Luis Alberto de Cuenca, Santiago Castelo, Rufino Félix Morillón y Javier Rodríguez Marcos. ¿Escrito para el premio? ¿’Montado’ para el premio? Quizá. O no. Porque me parece que Corambo quedó finalista meses atrás de un premio en Santander. ¿Qué cabe esperar de alguien que lleva todo lo que escribe por esos cauces? Así le va, que va publicando en buenas editoriales con importante difusión, y está enormemente contento.
Yo no soy amigo de los premios. En primer lugar, porque no me los dan... Y otro día hablaré del resto de razones secundarias, que son muchas... O no.
Insisto, todo esto pierde importancia cuando uno se zambulle en la creación que convoca ese nombre que es lugar y que el poeta tiene por costumbre y que ocupa su desvelo: Corambo. El ser de la palabra y del poeta, y su verbalización en unos poemas como éstos dan una idea bien distinta de la cierta trivialización del oficio que puede deducirse de la trayectoria de Ramírez Lozano, que nunca ha ocultado su pretensión; así como tampoco sus pulsiones literarias. Que no se engañe nadie. El último poema de este libro, desde la advocación de José Manuel Caballero Bonald y su Descrédito del héroe, se cierra con que “Lo que importa es, al cabo, derrotar a la Muerte.” Yo quería decir menos, que lo que importa es, al cabo y abstraído de todo, leer un libro de buenos poemas.
"Cuando se publica un libro marcado por la circunstancia de un premio, al final, lo que queda, como es lógico, es el libro, y uno se olvida —o casi— de lo que fueron polémicas, aciertos, galas o agravios"...
ResponderEliminarASÍ DEBIERA SER. Comparto esta idea, Miguel Ángel.
Un abrazo,
José Manuel