jueves, febrero 22, 2007

De clase

Tengo un buen grupo en Tercero de Hispánica. No son muchos, y, además, hay días —hoy no— en los que la asistencia merma tanto —me desazona pensar en las razones— que me acuerdo de aquellas clases ‘particulares’ que estuve dando en Trujillo en el Convento de La Coria, de la Fundación Xavier de Salas, a tres estudiantes americanas... Y es que mi audiencia a veces es más extranjera que española. (Por cierto, mis alumnas erasmus son un encanto).
Llevamos —llevo— días hablando de la nivola de Unamuno. Parece que les interesa. No está mal. Laura pregunta en clase. Bien. El resto calla, pero a veces sus caras dicen mucho. También David expresa cierta inquietud por lo que digo que dice don Miguel. Bueno está.
Con alumnos así yo haría programas piloto como en las tómbolas. A ver si algún gobierno algún día se percata de lo importante que es la educación. Su ministerio.

1 comentario:

  1. ¡Qué atrás quedan los grupos de más de ciento cincuenta alumnos...! Acabaremos hasta añorando la vieja facultad, con sus interminables y fríos pasillos, con el pasillo de la tortura, aquel que llevaba a los despachos de los profesores, abarrotado de tablones de anuncios, cuando íbamos a mirar una nota parecía el corredor de la muerte... Un saludo.

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