Me preguntan si un poeta de la talla de Antonio Gamoneda habría recibido el Premio Cervantes de no estar en la Presidencia del Gobierno un leonés amante de la poesía como José Luis Rodríguez Zapatero. Por desgracia, eso tiene dos lecturas, una buena y otra mala.
Afortunadamente, estos versos de Antonio Gamoneda sólo tienen una lectura:
Arden las pérdidas. Ya ardían
en la cabeza de mi madre. Antes
ardió la verdad y ardió
también mi pensamiento. Ahora
mi pasión es la indiferencia.
Escucho
en la madera dientes invisibles.
Enhorabuena, maestro del hueco y de la luz perdida.
Opino que ciertas poéticas están muy por encima de premios (por muy importantes que estos sean)... Y el caso de Gamoneda, sin duda, es uno de ellos. Incluso me atrevería a decir que -a pesar del Premio Cervantes y del Premio Reina Sofía- la obra de Antonio Gamoneda necesita de más difusión, más aprobación por parte de los lectores de poesía de este país y, sobretodo, más distanciamiento temporal para ser comprendida y tenida en cuenta como se merece...
ResponderEliminarSólo opino...
Mi enhorabuena al maestro.