lunes, marzo 01, 2010

Chopin

Hoy, que se cumplen doscientos años desde el nacimiento de Federico Chopin y que tantas veces he escuchado decir su nombre y apellido, recuerdo al Padre Máximo Peinador (1900-1990), un sabio claretiano, eminente escriturista, del Convento del Cristo del Rosario de Zafra. Allí, en Zafra, una noche de hace unos treinta años, a la puerta de la Iglesia de Santa Catalina, en donde iba a celebrarse uno de los conciertos organizados por las Juventudes Musicales de mi pueblo, es decir, por Pepe Cabezón (1934-2002), el Padre Máximo corregía la pronunciación a la francesa del apellido del compositor y pianista que esmeraba uno de los presentes.
Chópin, se pronuncia Chópin. Es apellido eslavo, como Lenin, como Stalin —decía un ya casi ciego Padre Máximo, especialista en mariología bíblica, y superviviente de otro lamentable episodio de la guerra civil, que dejó admirado a un estudiante de bachillerato que desde aquel entonces pronuncia el apellido del músico como el de Putin, con la primera sílaba tónica.

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