
Inmediatamente, me he acordado de Bénédicte Vauthier, otra hispanista belga, que pasó por la Universidad de Extremadura, por la Autónoma de Madrid, y que ahora da clases en la Universidad François-Rabelais de Tours. Bénédicte fue su discípula, se formó con Elsa, y fue quien me la presentó en el Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas que se celebró en Madrid, en 1998. Teníamos la complicidad de nuestro interés por Juan Goytisolo, y mucho más; pues Elsa Dehennin escribió sobre Jorge Guillén y otros autores del 27, sobre Sánchez Robayna, sobre narratología, sobre Julián Ríos…
Tengo a la vista la edición que Bénédicte Vauthier publicó de la novela de Unamuno Amor y pedagogía (Madrid, Biblioteca Nueva, 2002), que incluyó la novedad del epistolario entre el maestro y Santiago Valentí Camp, director de la colección en la que se publicó la obra. Va encabezada por una dedicatoria a Elsa Dehennin, muestra de esa vinculación entre ambos nombres. Siento la pérdida.
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