
“Yo no amo mi oficio, que casi no ejerzo como oficio, yo amo mi arte, o mejor dicho, soy mi arte como soy mi carne y mi sangre; por eso mi máximo deseo de escritor sería no la gloria como consecuencia de un libro puro y bello, sino la gloria de escribirlo mientras lo escribo.”
Se habla de él en círculos académicos, principalmente, pero su huella no está incorporada como merece a la actualidad de los escritores que hoy son los que pueden ayudar a difundir nuestra tradición literaria, aquí, y en Europa, en Europa y en América, en el mundo entero.
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