martes, enero 29, 2013

Antonio Rivero Machina, Premio 'Antonio Carvajal' de Poesía Joven


Antiguo brillante alumno de Filología Hispánica y hoy compañero en mi departamento como becario de investigación, Antonio Rivero Machina ha sido galardonado con el XV Premio de Poesía Joven «Antonio Carvajal», por su libro de poemas Podría ser peor, que publicará próximamente Ediciones Hiperión. Autor casi inédito, de 25 años de edad, Antonio Rivero Machina había obtenido algunos premios domésticos y este es por ahora su reconocimiento mayor. El premio, convocado por el Ayuntamiento de Albolote (Granada), patria chica del poeta Carvajal, ha contado con un jurado compuesto por Antonio Chicharro Chamorro, Antonio Sánchez Trigueros, Jesús Munárriz, José Antonio Ramírez Carvajal y Dionisio Pérez Venegas. El nombre de Antonio Rivero Machina se suma a una lista de algunos poetas muy valiosos de los últimos años que, a partir del «Carvajal», han tenido una proyección importante; desde Andrés Neuman o Álvaro Tato, hasta Luis Bagué Quílez, Verónica Aranda o Laura Casielles. Me consta el empeño literario de Antonio Rivero desde que era un estudiante de los primeros años de Filología y verlo ahora en esta plataforma es estimulante. Una alegría.

lunes, enero 28, 2013

Noticias pasadas sobre hoy


Ojalá me confunda en las cifras. La reducción de los ingresos para las comunidades autónomas destinados a la atención a la dependencia es de unos 370 millones de euros. Y lo que deben los clubes de fútbol al Estado asciende al doble de esa cantidad: 752 millones —aunque en algún medio he leído que son mil millones. Habría que seguir sumando en el haber de lo incomprensible, porque parece que lo que deben los clubes de fútbol a la Seguridad Social no se puede conocer en aplicación de la Ley de Protección de Datos, que impide que se haga público. Ojalá me confunda; y no sólo en las cifras. Otro emético.

viernes, enero 25, 2013

Fue por la foto


Éste no es el quiosco de G.
Ayer, a las ocho y media de la mañana, cuando iba a recoger mi ejemplar de El País en el quiosco, el hijo de G. me dijo que no había llegado; y que no era un problema del transporte porque el resto de periódicos sí que estaba. Llegó a media mañana; y, en efecto, B. —la mujer de G.— me lo dio en el quiosco al pasar a las dos y media. Podían avisar o poner una nota, me dijo B.; pero nada. Esta mañana, leo en El País el titular de «La foto que El País nunca debió publicar» y con sorpresa me entero de todo —o parte de— lo ocurrido. De la falsa foto de Hugo Chávez entubado que estuvo publicada durante media hora en la página web del periódico y que pasó a algunos ejemplares de la edición impresa. Así que, a consecuencia de eso, El País, «con un gran esfuerzo logístico, procedió a frenar la distribución de ejemplares con la foto falsa y a retirarlos de los puntos de venta de España, Europa y América. Una nueva edición corregida sustituyó, con el consiguiente retraso a la anterior.» Algo así como un efecto mariposa al revés. El tsunami es Chávez y la mariposa soy yo, que me quedé sin prensa en papel hasta la hora de comer.

lunes, enero 21, 2013

Islas flotantes


Antonio Ansón, el traductor de esta novela corta de Joyce Mansour, Islas flotantes, publicada el septiembre pasado por Editorial Periférica, menciona en el postfacio de esta primera edición española el número 13 de la revista La luna de Mérida (diciembre de 2001) como uno de los lugares en los que la poesía de esta autora se difundió aquí. Fueron unos poemas en versión de Ildefonso Rodríguez. Aquel número dedicado a traducciones —del gallego, del portugués, del francés y del italiano— trajo también —por hablar de difusión de lo desconocido— textos, entre otros, de Michel Seuphor o Giuseppe Gioacchino Belli, autores que me interesan. Del primero algo anoté aquí; y del otro espero escribir pronto a propósito de una importante novedad editorial próxima. Ambos, además, han estado incluidos en unas jornadas sobre traducción organizadas por algunos compañeros de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de mi Facultad hace pocos días. Vuelvo a Joyce Mansour, que, si conocida en España, es como poeta, en efecto, por traducciones primeras de Jaime Siles y más recientemente de Eugenio de Castro en Igitur. A los aprensivos no recomiendo la lectura de Islas flotantes. Bastante tienen ya con lo suyo. ¿Entonces? Pues que es un texto breve, con conciencia de radicalidad y sin mucho afán por el lenguaje —que algunos comentaristas han tildado de exquisito—; es decir, un ejemplo más de supuesta escritura automática —noción imposible en una traducción— que resulta provocador. Su expresión del extremo de cierta radicalidad en la experiencia del dolor y la enfermedad es sugerente, si vale decir esto; que vale decirlo, si hablamos de experiencia literaria, que es de lo que se trata. No se puede recomendar su lectura para disfrutar; pero sí para descubrir (al leer); sí para conocer otros lados distintos de lo real de lo que somos (cuando escribimos).   

viernes, enero 18, 2013

Recuento en la Biblioteca Nacional

Vaya, justo cuando interrumpimos las clases por los exámenes.

miércoles, enero 16, 2013

Antonio Orejudo en el Aula José María Valverde


Mañana jueves, a las 20:15 de la noche, intervendrá Antonio Orejudo (Madrid, 1963) en el Aula literaria «José María Valverde», en el salón de actos del Colegio Mayor Universitario «Francisco de Sande», en un acto abierto al público. Por la mañana, a las 12:30, lo hará en el Instituto de E.S. «Profesor Hernández Pacheco» para un nutrido grupo de estudiantes de Secundaria y Bachillerato de varios institutos de la ciudad. Antonio Orejudo es otro licenciado en Filología Hispánica y, además, profesor de eso —de Literatura Española— en la Universidad de Almería. La literatura de Orejudo es una buena manera de saber qué es la literatura, qué es la ficción, cómo es la figura del autor, qué es un personaje y cómo es la cara que se le pone al lector cuando lee. Es, además —en fin, por eso—, un escritor muy cervantino, que es uno de los mejores elogios que hoy se me ocurre cuando se cumplen los cuatrocientos ocho años de la publicación del Quijote de 1605.

martes, enero 15, 2013

Rostros de la locura


Este libro se abre con una foto de grupo de la que se enumeran algunos casos de enajenados mentales de la tradición culta. De Torcuato Tasso o el Marqués de Sade hasta el protagonista de La vorágine de José Eustasio Rivera, asociado al Kurtz de El corazón de las tinieblas de Conrad, otra selva. Lo que pretende su autor, José Antonio Llera, es llamar la atención sobre el interés que el tema de la locura ha despertado siempre al hombre racional, y al artista como derivación no siempre lógica de éste. Atrae mucho el mundo subversivo y radical de la locura; pero también atrae cualquier ensayo que lo interprete. De ahí que la propuesta de Llera, rica y muy sugerente en referencias artísticas de todo tipo y signo, sea tan interesante. «Para comprender el secreto de la locura tendríamos que obtener una licencia de los dioses para descender hasta ella y volver sanos y salvos, sin el estigma ulceroso de los profanadores», escribe (pág. 123) en la tercera y última de las secciones de este ensayo sobre el que al principio pensé que se había montado sobre tres estudios separados. Sin embargo, basta con empezar a leer el libro —y de utilizar el comodín de la conversación telefónica con el autor— para confirmar que es una obra compacta; que no se trata de tres ensayos publicados o escritos por separado y ahora unidos. No. Es un ensayo con un mismo objeto desde el principio hasta el fin. Una propuesta de tematología de la locura que no pretende exhaustividad; pero logra la brillantez. Los tres pies del gato son el Quijote, Goya y el cineasta norteamericano Frederick Wiseman, el autor del documental Titicut Follies (1967), y son los ejemplos de trasvases entre los tres lados de esta reflexión tan numerosos que no es precisa otra argamasa para demostrar la cohesión del libro. Su cohesión y su sentido, pues al lector se le ofrece una buena exposición de estas maneras —de escritor, de pintor, de cineasta— de mostrar los rostros de la locura y un elogiable intento de interpretación más que convincente. Lucidez y cordura. Habría sido insoportable leer un ensayo contagiado de su propio objeto. Cada cosa en su sitio.
José Antonio Llera, Rostros de la locura. Cervantes. Goya. Wiseman, Madrid, Abada Editores, 2012, 192 págs.

domingo, enero 13, 2013

El síndrome de Trigorin


El maestro Ordóñez —que no es el torero— escribió el jueves, claro,  en su columna  'El hombre que fue jueves', un texto con este título de arriba que alude al escritor que aparece en La gaviota de Chejov y que escribía notas de modo compulsivo. Como Marcos Ordóñez en sus cuadernos, como su amigo Alfonso Armada —que no es el golpista y marqués—, «un Trigorin a la cuarta potencia», dice Ordóñez. Como yo, humildemente. Mis cuadernos no ocupan una estantería, aunque ya tengo que buscarles espacio en otros cajones —uno es más reservado con su memoria exenta—; y me acompañan casi a cada sitio que voy. Si no es así, anoto cualquier cosa en los márgenes de las hojas del periódico —ahora vienen muy bien los anuncios de un banco de cuyo nombre no quiero acordarme—, en el resguardo del cajero automático o en la clásica servilleta de papel, que suele expandir la letra escrita con el rotulador como un atisbo de importancia que luego queda en nada, o casi nada. Cuando empecé a escribir en este blog creí que aquello iba a ser el principio del fin de mis cuadernos; y fue al contrario. Porque para escribir aquí tomo más notas que antes, y me pasa lo mismo que a Marcos Ordóñez, que lo que apunto es mucho más largo que lo que luego escribo. Ay, ojalá sea verdad aquello que le decía Juan Ramón a un Lorca muy joven a propósito de unos poemas demasiado largos: «La concisión vendrá sola». Lo que me recuerda que tengo que hacerme con el Epistolario II de JRJ en edición de Alfonso Alegre Heitzmann. Acabo de apuntarlo en mi cuaderno.

viernes, enero 11, 2013

Estrella Morente y la filología


Soleá, con Estrella al fondo
Algo así como «El ser más maravilloso que podía existir sobre la tierra», dijo el otro día, en la entrevista de Siluetas, Estrella Morente de su padre. También habló sobre su hermana Soleá, que es licenciada en Filología Hispánica porque su padre le dijo: «Primero estudia una carrera y luego yo te hago un disco». Y la hija cumplió. Por Soleá, que creo que todavía no ha cumplido los 27. Su hermana Estrella dice que su formación en Filología Hispánica, una carrera «tan importante», permitirá a la artista «conocer aún más la literatura y seleccionar un texto bueno de un texto malo». No me parece mala opinión sobre los estudios filológicos. Desde luego, distinta a la que leí en otra entrevista, en Quimera, al escritor Juan Francisco Ferré, que vino a decir que la filología es lo peor para la creación y la literatura. Yo, que me considero filólogo, conocí a Ferré —su escritura— gracias a Juan Goytisolo, y no hace mucho participé en un acto académico de defensa de un trabajo sobre su novela Providence. Y no me pareció tan dañino para la literatura ni para la creación. Más bien, al contrario. Por cierto, creo que Ferré tiene la misma licenciatura que Soleá Morente. Me quedo, pues, con la consideración de Estrella Morente sobre «conocer aún más la literatura y seleccionar un texto bueno de un texto malo».

jueves, enero 03, 2013

Vuelve Carne Cruda


Se veía venir, después del Premio Ondas. Me alegro, en cualquier caso. Porque Javier Gallego vuelve el próximo lunes 7 a los micrófonos de la SER con un espacio, Carne Cruda 2.0, mechado en la presa principal de Hora 25, el programa de Àngels Barceló. Será los lunes, miércoles y viernes a las diez menos cuarto de la noche. Los martes y jueves, Carne Cruda 2.0 tendrá su prolongación en línea en la web de la cadena. Más información, aquí. Las circunstancias mandan; pero será difícil acostumbrarse a escuchar al Crudo en otro sitio que no sea Radio 3, que era un hábitat mucho más natural y más público que el líder de la radiodifusión española. Se le escuchará, sin duda; aunque sea a deshora. Lo merece. Lo merecemos. Pasaremos buenos ratos con la palabra de Gallego, con sus estimulantes y mordaces ocurrencias. Un ejemplo: un traductor de declaraciones institucionales que revela su verdadero significado.

miércoles, enero 02, 2013

Año nuevo


Ni el año nuevo empieza tras la última de las campanadas ni deja de ser nuevo el segundo día del nuevo año. A pesar de brindis y de besos, hasta que no amanece y en la calle no se aprecia la escasa presencia de gente que se mueve por una ciudad con resaca, no me siento en el nuevo año. Hasta que no se escuchan los compases filarmónicos de Viena, se viste nuevamente la mesa o hasta que uno no pone un nuevo calendario. Y uno de mis más preciados calendarios para este año es el que envió M. Moleiro Editor, siempre elegante y exquisito en su modelos de sobremesa con un estuche de metacrilato. Para este año 2013, su propuesta ha sido, según reza la justificación del regalo, "un recorrido temático en clave fashion por las culturas y los siglos; por las prendas, tocados, joyas y complementos que pueblan nuestras obras (lucidos muy a menudo por reyes, príncipes y sultanes, pero también por campesinos, monjes o soldados). Fijarse en cómo vivía la sociedad de una determinada época es también indagar en cómo vestía." Un calendario a la moda. Códices iluminados a la última en edición limitada. Una original idea. Para este mes de enero, sin ir más lejos, la propuesta es —en "Tendencias"— collares, cinturones, bolsos, clutch, guantes..., sobre detalles de las ilustraciones de Jean Bourdichon del libro de las Grandes Horas de Ana de Bretaña (Biblioteca Nacional de Francia), un extraordinario códice de principios del siglo XVI. Ahí es nada.