sábado, diciembre 31, 2011

Jovellanos

No quería dejar pasar el año Jovellanos, bicentenario de su muerte a los sesenta y siete en Puerto de Vega (Asturias), sin hablar un poquito de estas dos aportaciones a la bibliografía jovellanista aparecidas hace ya meses. Me parece muy importante que los grandes hechos y nombres de nuestro siglo XVIII se transmitan con el conocimiento y con el convencimiento de ofrecer una nueva cara del Siglo de las Luces que es palpable en estos dos libros. No se trata de actualizarlo ni enmascararlo, ni de adornarlo; no. No es que se nos presente un siglo Dieciocho desconocido, sino que se haga de otra manera, que se subraye la importancia que tuvo y se destaquen sus valores ideológicos y culturales. Con una figura tan capital y tan incontestable como Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811) es más efectivo el empeño. Estas dos publicaciones lo logran en circunstancias especialmente destacables. De los dos libros, muy bien editados —con la colaboración y el asesoramiento del Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII de la Universidad de Oviedo— y muy agradables de lectura, se distribuyeron, junto a La Voz de Asturias, cuatro mil copias en quioscos de prensa. Son una biografía y una antología. Juan Carlos Gea (Jovellanos o la virtud del ciudadano, La Voz de Asturias, Ayuntamiento de Gijón y Ediciones Trea, 2011) escribe una vida legible de Jovino. Combina el relato biográfico convencional, en un esfuerzo de síntesis encomiable, muy bien llevado, con unos descansos meditativos, más literarios, muy interesantes. Gusta esa manera de referirse a "Don Gaspar", aunque en el relato haya otros tratamientos del personaje; pero gusta cómo nos trae Gea al personaje. Elena de Lorenzo Álvarez ofrece en La luz de Jovellanos (La Voz de Asturias, Ayuntamiento de Gijón y Ediciones Trea, 2011) una antología utilísima. Su clasificación temática es excelente y de aplicación didáctica muy aprovechable. Es clara su intención en el "Preámbulo": a través de los textos de Jovellanos, explicar la Ilustración, un movimiento de ideas que entendía que la obligación fundamental del Estado era promover la felicidad pública, mediante un proyecto de reformas cuyas bases fuesen la educación, una gestión eficiente de los recursos de la hacienda pública y la responsabilidad ética de los ciudadanos. Me sale docena y media de palabras clave: Ilustración, felicidad pública, reforma, hacienda pública, ética, educación, ciencias y letras, libros, guerra, sanidad, diversiones, arbolado y paseos, sexos, naturaleza, amistad. Son las palabras que articulan la lectura selecta que de Jovellanos ha hecho Elena de Lorenzo. Me gusta el carácter a veces aforístico de esta antología. Por ejemplo, estas líneas de una carta a Vargas Ponce fechada en diciembre de 1799: "Para tener lo bueno, no hay otro camino que animar lo mediano, porque creer que de un brinquito nos hemos de poner en la cumbre, o que los Tulios y los Eurípides nos han de nacer de repente como los hongos, es ignorar que el espíritu humano es progresivo […]" (pág. 33). La lectura consecutiva de ambos libros es una experiencia muy grata de conocimiento o re-conocimiento de la figura de Jovellanos, para quien quiera saber algo de este "honesto desterrado", como lo titula Gea; o para aquel que fue un vocero convencido de la felicidad pública, como se ocupa de recordarnos Elena de Lorenzo en casi todos los apartados de su antología.

viernes, diciembre 30, 2011

MMXII

© Chema Ribagorda
Un colega dieciochista, Gabriel Sánchez Espinosa, me ha enviado sus buenos deseos para el próximo año con una tarjeta adjunta de su amigo el diseñador tipográfico y profesor Chema Ribagorda, con la que ilustro esta entrada. Es estupenda. Con su permiso y con los mismos deseos.

jueves, diciembre 29, 2011

300 años de la Biblioteca Nacional

Hoy cumple trescientos años la Biblioteca Nacional de España. Lo han venido celebrando durante este año, y ayer, con inocentada incluida. Fue fundada por Felipe V el 29 de diciembre de 1711 y abrió sus puertas en marzo de 1712 como Real Biblioteca Pública. Por un privilegio real, precedente del actual depósito legal, los impresores debían depositar un ejemplar de los libros impresos en España. En 1836, la Biblioteca dejó de ser propiedad de la corona y pasó a depender del Ministerio de la Gobernación, y recibió por primera vez el nombre de Biblioteca Nacional. Estos días pasados, La 2 emitió el documental Biblioteca Nacional de España: la memoria del mañana. Producido por la BNE y Acción Cultural Española con la colaboración de RTVE, está dirigido por Daniel Suberviola. También merece la pena leer la entrada que escribió mi amigo y colega Pedro Ojeda en su blog; y también el primero de los veintiséis comentarios que por el momento ha recibido su apunte: "Parabens pela postagem. Deveria ser regra, norma. Todo governo, deveria criar uma Biblioteca, por dia, em cada Cidade, sobre a Terra. Certamente a humanidade seria melhor. Super-interessante a sua postagem. Abraços, abrasileirados." Felicidades para esta gran casa en la que uno ha pasado tantas y tan buenas horas. Y que la vida nos depare más.

miércoles, diciembre 28, 2011

Nicanor

© Fotografía de Amaya Aznar
Hoy ha muerto Nicanor Vélez (Medellín, Colombia, 1959). Era poeta; pero entregó todas sus horas, como un enamorado de la literatura y de la poesía, a la obra de otros, como ensayista y, sobre todo, como editor en Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores de las obras completas e incompletas de las grandes cumbres de la literatura del siglo XX: Octavio Paz, Federico García Lorca, José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma, la antología Las ínsulas extrañas, Juan Goytisolo, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Fernando Pessoa, Sophia de Mello Breyner...; pero también Rubén Darío o la antología de la lírica medieval Locus amoenus, en cuyas cuatro últimas páginas puede leerse un listado apabullante de títulos. Impresiona. En septiembre, escribí aquí sobre su libro La vida que respira (Pre-Textos, 2011). Nicanor me escribió el 7 de octubre agradeciendo mi nota y dándome noticias nada alarmantes sobre su tratamiento de radioterapia. Aproveché para felicitarle por la edición del Diario anónimo de Valente. Hace poco más de un mes recibí en mi blog —para la reseña del libro de Nicanor— un comentario anónimo; pero firmado con un "Gracias Nic" que decía "Nic respira y vive sin vivir, sin tacto y sin final que relatar al morir." Entendí que era de Nicanor, o de alguien allegado. Y escribí a un amigo común como Miguel Casado para saber. Me informó sobre una recaída inesperada y sobre la presentación de La vida que respira en Barcelona el jueves 24 de noviembre —cumpleaños de Javier Fernández de Molina—, sin Nicanor y con sus amigos. Hoy he recibido desde Barcelona —de Alfonso Alegre— un texto firmado por Aurelio Major, encabezado con los versos "El poema no dice: / crea el misterio con su trazo. / Nunca acaba su gesto: / empieza, siempre recomienza.", de su poema "La poesía", de La vida que respira. Aurelio comunica que Nicanor falleció esta madrugada y que su cuerpo será velado en el tanatorio de Les Corts en Barcelona, a partir de las 18:00 horas de hoy y que el funeral será mañana, 29 de diciembre, a las 16:00 horas.

Imagen no disponible

La de libros que habrá leído para tener esa cabeza.

lunes, diciembre 26, 2011

Segunda edición

Son las bondades de los nuevos tiempos. Hace poco escribí sobre este libro de Víctor Martín Iglesias, Cómo hemos llegado a esto (Casavaria Publishing, New Jersey, 2010). La reseña se publicó en la revista de poesía Isla de Siltolá, en el número 5-6 (mayo-diciembre de 2011) y allí celebré este primer libro de un joven autor con la reserva de la escasa visibilidad de una obra publicada en EE.UU. y con una tirada limitada. Ahora, por eso lo de los nuevos tiempos, para paliar esa limitación, se ha reeditado en formato electrónico, gracias también a su valedor editorial, el profesor y escritor Joseph Robertson. No hay excusas para leer más y mejor.
Cómo hemos llegado a esto por Víctor Martín Iglesias se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribucion-NoComercial 3.0 España.

viernes, diciembre 23, 2011

Relatos de un trashumante

Un regalo de Navidad. Me lo encontré ayer en los peldaños de mi escalera, en un sobre embolsado en uno de esos plásticos tan ecológicos que usan algunas empresas de mensajería. Venía junto a un libro de poemas, Formas aladas, de un poeta inédito, José Antonio Iglesias (León, 1955). Mi regalo, con su dedicatoria de amistad en la distancia, es este libro de Relatos de un trashumante, de Manuel Vicente González (Badajoz, Los Libros del Oeste, 2011).  Me ha agradado mucho. Tanto que no he parado hasta leer los ocho cuentos que lo componen. Todos menos uno, el titulado "Naricina", están escritos en primera persona; e incluso hay otro, "Pimiento verde", que está escrito en dos primeras personas y una tercera. Un espléndido regalo porque se lee con gusto. Todos los cuentos, dice la "Nota del autor", "tienen en común la mirada atenta a la realidad, que, para bien o para mal, caracterizan mi creación literaria"; y todos parecen partir de un hecho observado, un incidente, una lectura. Como el caso del relato-homenaje a la novela El espíritu áspero, de Gonzalo Hidalgo Bayal, el único ejemplo que conozco de recepción crítica de una novela actual en forma de cuento literario. Yo lo pondría en un lugar preeminente entre los items de la bibliografía crítica sobre la narrativa de GHB. Se nota, por otra parte, en estos Relatos de un trashumante que Manuel Vicente González lleva años en esto de la escritura. Sabe sacar partido a una anécdota, añade un punto de humor de varia tonalidad que gusta, combina muy bien la extensión y la intención de cada cuento a la hora de situarlos en el libro...; en fin, una lectura placentera.

jueves, diciembre 22, 2011

Solo

Ayer mordí una galleta para saciar el goloseo; dejé la mitad en la caja y una nota diciéndome: “He sido yo”.

martes, diciembre 20, 2011

Equívoco

Le ocurrió a una conocida cercana hace años. Sus amigos le regalaron —se lo habían traído de Madrid— un consolador con vibrador del color de la lombarda y una noche, con la broma, nos lo enseñó en los postres de una cena. Reímos todos a la vista de aquel artefacto en un espacio tan poco íntimo. Hay veces que una braga fuera de contexto da risa. Otras, también. A algunas, ganas de quitárselas. Al día siguiente, nuestra amiga fue a una tienda de telefonía móvil —en aquel entonces, en la esquina de mi calle— para reclamar por que su teléfono, recién comprado, no sonaba.
—¿No tendrá usted el vibrador?— le dijo la dependienta.
—Ay, sí. ¿Y cómo se han enterado; si me lo han traído mis amigos el otro día de Madrid?
Desopilante.

lunes, diciembre 19, 2011

Azúcar de amor

El deslumbramiento del escritor y dibujante cacereño Javier Alcaíns por el pintor, impresor y editor François-Louis Schmied (1873-1941) le ha conducido hasta otro de esos personajes fascinantes que surgen del amor a los libros y a la literatura: el escritor y traductor de Las mil noches y una noche Joseph-Charles Mardrus (1868-1949). La marca editorial de Alcaíns tiene en su catálogo varios ejemplos de la couple Schmied-Mardrus (el año pasado aparecieron Le paradis musulman y La Princesse Boudour). El último para mí es esta deliciosa novedad editorial de La encantadora historia de la adolescente Azúcar de amor. Gran cuento oriental inédito del Dr. J.-C. Mardrus ilustrado por F.-L. Schmied (París, 1927). Traducción de José V. Solana Ramos. Cáceres, Javier Martín Santos Editor, 2011. La edición hace prevalente el texto de una historia original de quien tanto tradujo de la literatura oriental y da una muestra de las preciosas ilustraciones de Schmied. El lector puede conocer, en una correcta traducción, a un Mardrus contagiado por toda esa literatura que tocó y vivió, y a ese Schmied que buscó en cada página, en palabras fervorosas de Alcaíns, "una composición diferente que, integrada en el texto, transmite armonía y una inexplicable felicidad cuando se contempla". La propuesta de Javier Martín Santos Editor pretende ofrecer un producto más asequible —35 €— sin perder el esmero editorial. Un buen regalo para estas fechas.

domingo, diciembre 18, 2011

Cesária Évora

Ha muerto Cesária Évora. En Radio 3 le han hecho este homenaje Ricardo Aguilera y Elena Gómez en La madeja.

miércoles, diciembre 14, 2011

Leer la historia

Mañana jueves se presenta en Cáceres este libro de Enrique Moradiellos. Lo tengo en casa sin envolver. Es para regalar, y, qué se le va a hacer, lo he usado antes de envolverlo y darlo. Esta entrada está mal titulada —mi deformación profesional— con eso de "Leer la historia". El título del libro lo confirma, pues se trata de La historia contemporánea en sus documentos (Barcelona, RBA Libros, 2011). Es tanto así que aquí no se presentan solo textos históricos, es decir, documentos escritos —los hay, y creo que están los principales para la historia que va desde 1789 hasta 2009—, sino documentos estadísticos, documentos cartográficos y documentos visuales, es decir, gráficos, mapas y fotografías. Y he de decir que estas imágenes, y todos los documentos, son esenciales para recorrer la historia contemporánea. Me ha llamado la atención la dedicatoria a su hija, nacida al final del siglo XX; y no por la destinataria, sino por los consejos paternos que incluyen las catorce máximas de los siete sabios griegos. A mi edad, me reconforta haber cumplido solo la mitad, si acaso. Exagero, es verdad. Media docena. ¿Menos? En fin, el libro estupendo de Enrique Moradiellos se presenta mañana a las siete de la tarde en el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Cáceres, en la calle San Antón —al lado del Gran Teatro—, y el acto está organizado por el Grupo de Estudios sobre la Historia Contemporánea de Extremadura (GEHCEx) y el Centro de Profesores y Recursos de Cáceres.

sábado, diciembre 10, 2011

Modernización del lenguaje jurídico

En Sevilla, el próximo lunes 12 y el martes 13, y dirigido por el Fiscal Jefe de Andalucía, el escritor Jesús García Calderón, se celebrará el I Curso Institucional en el Parlamento de Andalucía sobre La modernización del lenguaje jurídico. Es una segunda entrega del que ya se celebró en Madrid, en el Centro de Estudios Jurídicos el pasado septiembre. En esta ocasión, inaugura el curso el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo de la Rubia, y participan periodistas como Luis Barbero, de El País Andalucía, y José Cejudo, de ABC de Sevilla, además de letrados del Consejo Consultivo de Andalucía, y algunos que repetimos, como el fiscal Ángel Núñez, el académico Salvador Gutiérrez Ordóñez y el propio Jesús García Calderón, a quien se debe de nuevo la iniciativa. Que no decaiga.

viernes, diciembre 09, 2011

Julio César Galán, Premio de Poesía Villa de Cox

El poeta cacereño Julio César Galán (Cáceres, 1978) ha sido galardonado por su libro Márgenes con el primer premio del XVII Certamen de Poesía Villa de Cox, que publicará la Editorial Pre-Textos próximamente. Me alegro mucho por Julio César, que ha venido demostrando en estos años (El ocaso de la aurora, de 2001; Tres veces luz, 2007; Gajo de sol, 2009; ¿Baile de cerezas o polen germinado?, 2010) un afán literario muy especial, que ha incluido su indagación sobre la heteronimia y la creación de universos poéticos paralelos o su más reciente reflexión de carácter teórico sobre la escritura contemporánea. Interesado por el mundo del teatro, como creador teatral y director de la revista Dioniso, este reconocimiento de su obra poética puede significar el necesario espaldarazo para un autor que no se debe perder de vista entre las nuevas generaciones.

jueves, diciembre 08, 2011

Aproximaciones

Instalación de Ester Partegàs
Un lujo. Tener aquí, al lado de casa, el Centro de Artes Visuales Helga de Alvear es un lujo. Hemos estado esta mañana, para visitar la nueva exposición programada en el centro: Aproximaciones I, con obra de más de un centenar de artistas, entre los que se encuentran Miquel Barceló, Cristina Iglesias, Luis Gordillo, Juan Muñoz, Daniel Canogar, Miguel Ángel Campano, Ferrán García Sevilla, Eva Lootz, Equipo Crónica, Darío Villalba, Guillermo Pérez Villalta, Mitsuo Miura..., por citar, no sé, solo unos cuantos que, en sí mismos, harían de su presencia en Cáceres todo un acontecimiento. Se inauguró la muestra actual a principios de noviembre y es una prueba de que cada una de las programadas añade un grado más de interés. De este manual de arte contemporáneo me han llamado la atención, por ejemplo, la instalación de Ester Partegàs hecha con cartón, una pieza de Juan Muñoz y otra instalación con obras del sevillano Federico Guzmán, que trabaja con resina, madera, látex y canta al alpechín. Dice Carmen que deberían cobrar la entrada, aunque sea a un precio simbólico. Es posible. Igual algún energúmeno valoraría más lo que ve y desprecia.

martes, diciembre 06, 2011

Constitución

La lectura de la letra de la Constitución Española y el consentimiento de su espíritu es hoy una experiencia desapacible y doliente si se hace con los pies en la calle, asomado uno al balcón de la realidad. Leer y constatar es, diría, una experiencia inconstitucional:
Artículo 14. Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier condición o circunstancia personal o social. […]
Artículo 31.1. Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio. […]
Artículo 69.1. El Senado es la Cámara de representación territorial. […]
Artículo 135.1. El Gobierno habrá de estar autorizado por ley para emitir Deuda Pública o contraer crédito. […] *
*Antes de la reforma que derivará en Ley Orgánica en junio de 2012 y que aplicará unos límites de déficit estructural que entrarán en vigor en 2020.
¡Viva La Pepa!

lunes, diciembre 05, 2011

En San Vicente

© Fotografía de Israel Cuño Vaquero
Este viernes estuve en San Vicente de Alcántara, en el homenaje a Ángel Campos Pámpano que la gente de su pueblo, sus amigos de la Asociación Cultural "Vicente Rollano" con su querido José Juan Cuño, no han dejado de convocar desde aquel noviembre ingrato de 2008. La Ermita de Santa Ana, un espacio cultural admirable en el centro de la ciudad, se llenó y al fondo había gente de pie. Ángel sigue con esa capacidad de congregar a muchos. Hace dos años acudió Justo Vila para presentar allí el especial del número tres de la revista Alborayque dedicado a Ángel con colaboraciones de más de medio centenar de amigos. El año pasado estuvo Elías Moro. El acto del viernes fue emotivamente intenso. No estaba previsto que lo fuera hasta la lógica que impone el recuerdo del amigo. Sin embargo, allí acudieron las hijas de Ángel, Paula y Ángela, su hermano José, sus sobrinos, muchos paisanos, felizmente; y un compañero de Ángel durante varios años de docencia en Lisboa, Pedro Escobar, el coordinador de IU-Extremadura, que puso la emoción en alto cuando leyó una carta abierta al recordado amigo que le costó concluir. Me alegro mucho de haber vuelto nuevamente al pueblo, aunque ya sea la tercera vez que lo hago sin Ángel. Lo dije el viernes: sigo sintiendo su falta con una frecuencia grande.

viernes, diciembre 02, 2011

Arrojar piedras

Hoy viernes se presenta en la Biblioteca Pública "A. Rodríguez-Moñino/María Brey" de Cáceres este libro de Javier Pérez Walias, Arrojar piedras, publicado por Ediciones de La Isla de Siltolá hace muy poco. El acto, que comenzará a las 19:45, estará presentado por el escritor malagueño Javier La Beira. Ayer, precisamente, hablaba uno en clase de un poeta algo alejado de los gustos de hoy y de un poema proemial, explicativo, confirmativo de una especial conciencia poética. Me agrada lanzar cabos en el tiempo gracias a la literatura, y ver así el caso del texto-pórtico de este libro lleno de piedras que son como palabras. Hasta que uno no lee completo el libro de Pérez Walias no se da cuenta de que ese texto recorre una por una sus seis estaciones. Así, uno está obligado a volver sobre esa explicación introductiva. Yo creo que un libro con ese título, Arrojar piedras, está abocado a las matizaciones. Aquellas que amplíen el campo semántico inevitablemente desabrido de este gesto nada banal y que Cernuda fijó como una amenaza del español terrible en aquella elegía espléndida a Lorca ("Que acecha lo cimero / Con su piedra en la mano."). Es una clave de la variedad del libro de Pérez Walias, la necesidad de explicar y explicarse, a través de registros diversos. En este caso, la elección del título abre el libro a otras posibilidades, a nuevas especulaciones concordantes con la hondura reflexiva que ya ofreciese el poeta en un libro esencial en su trayectoria como Largueza del instante (2009).

miércoles, noviembre 30, 2011

Rocío Cerón

He leído a la poeta mexicana Rocío Cerón (Ciudad de México, 1972) gracias a José María Cumbreño. De eso se trata. El amigo Chema anda empeñado en difundir por aquí la obra de poetas de otros ámbitos. Lo ha hecho siempre que ha podido con un entusiasmo que no decae; al contrario. Tras su labor en Littera Libros, se ha embarcado en el proyecto de las Ediciones Liliputienses, en cuya Biblioteca de Gulliver, en tiradas reducidas —pero ampliables bajo demanda bendita sea— han salido ya cuatro números: del chiapaneco profesor de Filología Clásica en Salamanca Luis Arturo Guichard, del jiennense Manuel del Barrio, de la mexicana Rocío Cerón, que es del que doy cuenta aquí, y el más reciente del uruguayo Emilio J. Lafferranderie, que aún no he visto; pero que me consta que ya ha salido. Rocío Cerón tiene ya una obra nutrida, e incluso la ha reunido en una recopilación titulada Gramática del nudo. Poesía 2000-2010, creo que editada este mismo año en Costa Rica. Por eso, el rasgo antológico de esta biblioteca, que ofrece muestras de obra publicada, seleccionada por sus autores, es en este caso muy efectivo. Bajo el título de El ocre de la tierra los lectores que, como yo, no conocían a Rocío Cerón, tienen un puñado escogido de textos que recorren cinco estaciones de la trayectoria de la autora: Basalto, Soma, Apuntes para sobrevivir al aire, Imperio y Tiento, que se corresponden con cinco entregas poéticas en diez años de escritura (y once de vida), de 2000 a 2010 (y 2011). Hay tal dominio instintivo del ritmo del poema (en prosa) en esta escritora y tal riqueza verbal y variedad de intenciones que van desde lo íntimo hasta la América madre, padre, gritada, casi, en el último poema, que se cumple con El ocre de la tierra el fin principal no declarado de la colección: incitar a la lectura de todo lo que falta.

Vida y obra del Poeta

Con este título se anuncia mi intervención en San Vicente de Alcántara pasado mañana, viernes, en un recuerdo a Ángel Campos Pámpano organizado, nuevamente, por la Asociación Cultural "Vicente Rollano". Será a las ocho de la tarde, tras la inauguración de una muestra de fotografías del escritor montada por Israel Cuño Vaquero y una lectura de poemas de Ángel a cargo de Gregorio Rebollo, con el acompañamiento musical de David Álvarez. Como reviso ahora para otra tarea la obra de Ángel Campos Pámpano, hace días volví a preguntarme por una traducción para mí desconocida y dada por publicada de Las palabras más pobres. Antología poética, de António Ramos Rosa. Y como no me constaba ni me consta, llamé el martes al supuesto editor —quién si no, el que ya editó Ciclo del caballo—, que me dijo que no, que fue un proyecto que no llegó a hacerse realidad. Ángel tenía su ritmo, que muchas veces no concordaba con el de aquellos que le habían puesto plazos; y en ese caso, esa muestra necesaria de un poeta necesario como Ramos Rosa no cuajó. Averiguaré qué pasa, porque se reproducen las citas de esa antología como editada. Lo del viernes lo voy a titular El gesto de escribir.

lunes, noviembre 28, 2011

Berta Vias, Premio Dulce Chacón

El pasado viernes tuve la agradable experiencia de participar en el fallo de la octava edición del Premio Dulce Chacón de Narrativa Española. No es solo un premio para mí estimado por convocarse en Zafra, por llevar el nombre de la paisana, por haber estado implicados desde hace años en él amigos como Luciano Feria o Mª Carmen Rodríguez del Río, sus valedores; sino porque se trata de un premio que se concede a una obra publicada el año anterior tras una selección de diez obras a cargo de un grupo de críticos nacionales y con un jurado que elige una entre un puñado de —al menos, este año— cinco de las diez. Impecable. Este año —mi primera vez— se ha elegido una espléndida novela: Venían a buscarlo a él, de Berta Vias Mahou (Madrid, 1961), publicada en Barcelona por Acantilado. Me cautivó, por encima del resto; y tengo muchos argumentos que exponer aquí, pero no caben. Mencionaré el primero, poco consistente pero personalmente determinante. El punto de partida —aunque realmente es un punto de llegada— de la novela es un libro excepcional como El primer hombre, de Albert Camus, el Premio Nobel de Literatura que perdió la vida en un absurdo accidente de coche junto a su amigo y editor Michel Gallimard, no lejos de Sens, cerca de Petit-Villeblevin. En realidad es este hecho, el accidente, de cuya causa se dice en el apéndice que no ha sido aclarada hasta hoy, el móvil del relato. Pero me gusta mucho que esté presente el manuscrito inacabado hallado entre los restos del siniestro de esa obra mayor, El primer hombre, a la que en la novela de Berta Vias se homenajea de una manera brillante. Es sobresaliente la forma de segmentar lo narrado en capítulos con títulos tan bien puestos que bien valdrían todos para todo el conjunto, que adopta, precisamente, el del último segmento: Venían a buscarlo a él. Es una novela precisa, por esto, por su estructura. Lo es también por cómo maneja el relato de sus acciones, cómo, por ejemplo, vincula una acción con otra a través de elementos insignificantes como el loro, mascota de Antoine, el hijo de su madre. Excepcional. Y es una novela que parte de una devoción literaria, íntima como todas; pero que deviene en una lectura de lo público y de la sociedad en nuestra historia que a mí me ha resultado sugerente y entretenida. Un premio bien dado.

domingo, noviembre 27, 2011

José Viñals

         
          LA POESÍA

Que perfume, que
    lime el filo
    de los metales
    puntiagudos
    que traen el tétano.
Que golpee en la frente
    al ser de la conciencia.
Que triture
    la voz bastarda del
    poeta romo.
Que ilumine el perfil
    de la visión en ruinas.
Que mame, que degluta,
    que mastique
    los huesos del dormido.
Que haga pan de centeno
    en pleno atardecer.
Que humedezca mis párpados
    con su saliva prodigiosa.
Que me colme, que me vacíe.
Que no me dé respuestas.
Que descienda del sol como
    el lagarto de las ortigas,
    como la muerte
    de los descendimientos
    de la Noche.
Como el dolor umbrío del poema.

                                     (De Negro de golondrina)

En el segundo aniversario de la muerte de José Viñals.

viernes, noviembre 25, 2011

Ángel Campos Pámpano

© Fotografía Juan Mayo
Hacer de pronto
de su imagen escrita
casi un secreto.
La edad de las palabras
se yergue en lo más frágil.

                                    Á.C.P.

Hoy Álvaro Valverde recuerda a Ángel y enlaza con el recuerdo de Luis Arroyo.

jueves, noviembre 24, 2011

Sinónimos

Se me ha tirado del estante el diccionario de sinónimos y ahora bajo Normalidad se lee calamidad, catástrofe, fracaso, infortunio, pérdida, revés, ruina, desbandada, naufragio, hundimiento, bancarrota, devastación, asolamiento. En fin, un desastre.

miércoles, noviembre 23, 2011

Adwords

Me llamaba mucho la atención la inteligencia artificial de los anuncios laterales que antes aparecían en mi correo. Yo podía preguntarle por escrito a mi hija si habían solucionado un problema en el piso y de inmediato brotaban en pantalla varios reclamos sobre pisos en venta y en alquiler en Badajoz. Si hubiese llegado a mencionar una palabra como gotera, entonces, los anuncios laterales... qué sé yo. Lo de hoy tiene otra magia. Por una razón que aún no —no aún— viene al caso, he retomado esta novela estupenda de Enrique Vila-Matas, Dublinesca (Barcelona, Seix Barral, 2010) y he leído en internet una pasada entrevista que le hizo para El País Juan Cruz. La dicha noticia aparece enmarcada por la publicidad del estreno el próximo viernes de la película de David Cronenberg Un método peligroso. Todo normal; si no fuese por ser Cronenberg, su cine y Spider, parte notable del principio de la novela de Enrique Vila-Matas. Una curiosa y literaria coincidencia. Muy vila-matiana, creo. Pero solo una coincidencia, quiero creer.

lunes, noviembre 21, 2011

África.es

El jueves 24, a las 20:00 horas, en la Sala María Zambrano del Círculo de Bellas Artes de Madrid, se presenta este libro colectivo. Es un proyecto de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que tuvo una primera entrega en las fotografías de África.es 7 miradas africanas sobre España. Ahora son siete  escritores españoles los que plasman su experiencia en países como Senegal, Mozambique, Uganda, Kenia..., en un libro con introducción de Javier Reverte y Boubacar Boris Diop y compuesto por Juan Bonilla, Olvido García Valdés, Luis Goytisolo, Manuel Gutiérrez Aragón, Ignacio Martínez de Pisón, Eduardo Mendoza y Clara Sánchez.

viernes, noviembre 18, 2011

Música no usada

© Javier Rodríguez Marcos
Moví este verano en casa muchos libros de sitio y reaparecieron muchos papeles de los que antes se catalogaban como materiales especiales; folletos, programas de mano, tarjetas... Entre ellos, esta tarjeta postal que nunca he perdido de vista en casi veinte años. Me la envió a la Facultad Javier Rodríguez Marcos en octubre de 1992 como anuncio de una exposición de sus dibujos en La Torre de Babel de Cáceres. Él mismo me ha contado ahora que se me ha ocurrido rescatarla que aquello fue una serie de dibujos a lápiz de ciclistas que tituló La vida dedicada a los neumáticos. Había leído un reportaje con un título así en el periódico Extremadura y se lo dio a su exposición, que anunció con esta prueba documental de los juegos letristas y abrazos gráficos que yo creo que JRM no ha abandonado —por ejemplo, en las dedicatorias de sus libros. En aquella ocasión, la propuesta fue muy del Oulipo de Queneau, un requiebro que descomponía el eco literario del Fray Luis de la "luz no usada" (y de la música) de la oda A Francisco Salinas para sugerir palabras aisladas en otros idiomas (music, à nous, ada). Un hallazgo muy de Javier, que por aquellos años, y a veces, según me cuenta, invitado por Antonio Gómez, hizo algún poema así. "Uno de los que le envié era un cuerpo sacado de un libro de anatomía en el que las explicaciones de cada parte se habían cambiado por géneros de la poesía: la cabeza era la metafísica; los genitales, la épica; el corazón, la lírica... Ya ves qué sinsentido", me escribe, dándome las gracias por el interés. Interés de devoto de un tipo de bien, Javier, que sigue siendo así "por no hacer mudanza en su costumbre" (Garcilaso, soneto xxiii). Tenía ganas de contarlo.

lunes, noviembre 14, 2011

Los poemas de Alberto Caeiro

O Mestre Alberto Caeiro (1889-1915) es en Pessoa lo más espontáneo y vivencial si de experiencia de la naturaleza se habla. El guardador de rebaños. ("Eu nunca guardei rebanhos"). La contradicción. Como dice Miguel Casado, que es quien me trae este volumen, en Caeiro está "la simple, sencilla, natural, evidente existencia de las cosas" —de la naturaleza, añade. Abada Editores publica el segundo volumen de la poesía de Fernando Pessoa en edición bilingüe —de Juan Barja y Juana Inarejos— y segunda entrega, tras un primer volumen con  El guardador de rebaños y El pastor enamorado (¿o amoroso?), que incluye ahora los Poemas inconjuntos y los fragmentos y prosas y otros textos del Apéndice. El epílogo es obra de Miguel Casado, que lo titula "Alberto Caeiro, o el deseo de realidad". Lo de Abada es el proyecto vivo más firme de difusión de la poesía de Pessoa en España. Salvo la manera de cortar los versos con los corchetes y ciertos modos de traducción con sobrepeso retórico (yo siempre estaré influido por la manera natural de Ángel Campos Pámpano), no soy quién para poner reparos a esta encomiable empresa de dar a Pessoa aquí. ¡Ay, ojalá fuese más leído! Por mis alumnos, por mis vecinos, por mis amigos. Solo eso. No pido que se entreguen, como he hecho, al provecho de la lectura que Miguel Casado hace de Caeiro. Bueno, sí; porque el crítico y poeta nos ofrece con lúcida penetración una interesante reflexión sobre cómo se recorre en la lectura de Caeiro el camino que va de la cosa a la palabra, de lo visto a lo dicho. Me parece particularmente destacable esa búsqueda de Pessoa de un lenguaje-superficie, como indica Casado, que retoma lo escrito por Roland Barthes sobre el empeño de quedarse en la  superficie, de una cierta negación del sentido de las cosas. Escribe Miguel Casado que “Caeiro representa en Pessoa el punto de mayor acercamiento a la realidad”. De una manera tan intensa que justifica su temprana muerte a los veintiséis años.

jueves, noviembre 10, 2011

Noción de lugar

He escrito algunas cositas sobre la historia de la poesía contemporánea en Extremadura. La última vez fue en la antología Literatura en Extremadura 1984-2009, publicada el año pasado por la invisible hoy Editora Regional de Extremadura. Una antología casi invisible también, a pesar de sus más de mil ochocientas páginas en tres volúmenes, y cuyo escaso eco crítico, sobre todo aquí, en Extremadura, es vergonzante. Y no está mal que yo lo diga. Cuando uno intenta escribir sobre esa historia poética reciente, siempre le queda un sinsabor sobre lo futuro, por no poder más que mencionar algunos nombres entre los más jóvenes. Y uno sabe que con rapidez —y por fortuna— esos nuevos nombres contribuirán a que obras así de panorámicas pierdan actualidad. Ley de vida. Y lo celebro cuando se trata de nombres como el de Alex Chico (Plasencia, 1980), que acaba de publicar su segundo libro, tras La tristeza del eco (Editora Regional de Extremadura, 2008), y algunas plaquettes. Dimensión de la frontera es el título de este nuevo libro, buen libro, que ha publicado la editorial sevillana La isla de Siltolá en su colección de poesía. Su lectura ha sido especialmente grata para mí, por ser un buen libro, insisto; pero particularmente por su significación en esa historia poética a la que arriba me he referido. Es uno de esos libros que confirman esa historia. Porque en Dimensión de la frontera está la huella —además— que esta escasa pero digna tradición de la llamada poesía extremeña está dejando en los nuevos lectores. Mencionaré solo signos externos como el lema principal de Basilio Sánchez al principio del principio del poemario, o algunas dedicatorias a Álvaro Valverde, a Ángel Campos Pámpano, o la relectura de Aníbal Núñez, que es un autor universal de Salamanca a quien muchos hemos llegado desde Extremadura. Y también Alex Chico, supongo. Nombro este apunte con el título de un poema de Álvaro Valverde, el primero de Ensayando círculos (1995), por eso, por algo. Noción de lugar. "Más allá del sur" y "Tiempo después" son las dos secciones de Dimensión de la frontera, de diecisiete y de quince poemas, respectivamente; a las que se suma un epílogo, "La Verneda, 1980", un poema que parte de un sitio, un barrio, una calle, un domicilio para llegar a un tiempo, un año, un principio. Nada, nunca, nadie, preguntas..., como en "Desde el balcón", el último poema de la primera parte, que, además, es un ejemplo de ese ensimismamiento de Dimensión de la frontera, una obra enteramente subjetiva, conformada desde el yo como casi única referencia de los textos. Una obra alusiva a lugares y a incertidumbres, a tanteos y a incertezas sobre lo visible y lo sentido. Es lo que la hace tan sugerente, a pesar de un yoísmo poco transmisible. Una obra muy recomendable.

martes, noviembre 08, 2011

Tomás Segovia

 
© Fotografia de Juan Ballester.

Acabo de enterarme por la página del almanaque de Andrés Trapiello de que ha muerto Tomás Segovia (Valencia, 1927), ayer mismo. Es, por el momento, la única página de España en la que veo la noticia, que ya ha salido en algunos diarios de México. Se le premió en Extremadura en 2007 y aquí tuvimos la ocasión de conocerle. Un recuerdo.

lunes, noviembre 07, 2011

Gabriel Sánchez Espinosa en Letras

Mañana martes, 8 de noviembre, a las 12:00 horas, en el aula 31 de la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres, el dieciochista Gabriel Sánchez Espinosa hablará de "La Imprenta Real o la producción editorial del Despotismo Ilustrado". Gabriel Sánchez Espinosa es profesor en la Queen’s University de Belfast. Dejé una nota aquí sobre uno de sus últimos trabajos, un espléndido artículo sobre los puestos de libros de las gradas de San Felipe en Madrid; y hace poco leí otro, curiosísimo, publicado también en la revista Goya, sobre la llegada del elefante —regalo del gobernador de Filipinas a Carlos III— a Madrid en 1773. Gabriel Sánchez Espinosa es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y doctor en la Universidad de Duisburg, Alemania, con una tesis sobre las memorias del ilustrado José Nicolás de Azara, personaje al que ha dedicado varios libros. Desde el año 1995 trabaja en la Queen’s University Belfast, en cuyo departamento de español y portugués es Reader. Sus temas de investigación giran en torno a la Ilustración española, la literatura autobiográfica española del siglo XX, y el mundo del libro durante el siglo XVIII y la transición española a la democracia. Ha colaborado en el proyecto Ibarra Real. Fuentes de la tipografía española y en la actualidad está trabajando en el proyecto Towards a catalogue of Madrid bookshops, 1759-1814.

viernes, noviembre 04, 2011

Te adoro, Lope. Una poética

Si me dedicase con ganas y con gusto a conducir un camión, disfrutaría mucho al contemplar, una y otra vez, cada cierto tiempo, un paisaje apacible desde la carretera. Como me dedico con gusto a dar clases de literatura, traigo aquí un paisaje provechoso, un trozo de enjundia de este inmenso bosque. Lo puso Lope en La Dorotea y fue Julio quien le recordó a César estos versos que dijo haber escuchado en una comedia:

¿Cómo compones? Leyendo,
y lo que leo, imitando,
y lo que imito, escribiendo,
y lo que escribo, borrando;
de lo borrado, escogiendo.

jueves, noviembre 03, 2011

Nondum venit hora tua

Me parece que fue Nondum venit hora mea lo que dijo Jesucristo (San Juan, II, 4): "Aún no ha llegado mi hora". Pues Nondum venit hora tua es lo que escribió Cadalso en una carta a su amigo Tomás de Iriarte, allá por 1774, para decirle que ya le daría respuesta comentada al poema que éste le envió. Recuerdo mucho esto cuando recibo un libro acompañado de una nota en la que se me invita a escribir algo. Suelo cumplir, pero a mi ritmo. Y estoy convencido de que las mejores reseñas de urgencia, es decir, las más oportunas, son las que se publican tras el correr de los años. Por eso sorprenden; y, además, confirman el valor de la obra.

miércoles, noviembre 02, 2011

Día de Difuntos

Nunca un libro había marcado, tan concordante, un día como este. Y solo, claro, una elegía podía hacerlo. Sin embargo, no recuerdo haber tenido una experiencia parecida a esta de leer en día señalado una obra tan evocadora de la muerte como la que ayer traía a estas páginas, La hermana muerta, de Santiago Castelo. Y escribir sobre ella. La muerte de la hermana lo ocupa casi todo. Casi todo, porque la fúnebre vehemencia del libro atrae hacia su motivo principal otros poemas escritos en otras circunstancias. Así, el que dedicó Castelo a la memoria de Ángel Campos Pámpano ("El otro secreto"), así el que dedica al amigo del pueblo, Nolasco Santiago Calero ("Memoria del 2 de agosto"), así el soneto al futbolista del R.C.D. Español Dani Jarque ("¿Era ella, verdad?"), así, cómo no, el poema "Mi padre", dedicado a la entereza de quien entierra a una hija y que, diez meses después, se va de la vida "sin una sola queja." La hermana muerta, a pesar de esa unidad del duelo, es un libro muy representativo de lo que es la poesía de Castelo; no es, pues, una excepción, por su unidad temática. Al contrario, tiene su dicción poética clásica, tiene su variedad de registros y de formas de siempre, tiene su gusto por la incorporación al poema de una realidad fechable y vivida —realidad que en un libro elegíaco adquiere un logrado patetismo—, tiene su afán por el poema de circunstancias y tiene, para mi gusto, esa impagable serie de once textos sin título, tras el pórtico —"Ángelus de la Ascensión"—, que vale todo el libro.

martes, noviembre 01, 2011

La hermana muerta

Una casualidad. He leído La hermana muerta, de Santiago Castelo, el Día de Todos los Santos, víspera del Día de Difuntos. No ha sido intencionado. Como tampoco lo es el diseño de las tapas de este libro. (Para el que no lo sepa, la colección Baños del Carmen de Ediciones Vitruvio es así de negra y luctuosa). El libro de Castelo me llegó ayer, con una cariñosa dedicatoria fechada el pasado mes de junio, el 8, el día de la presentación en la sede del Instituto Cervantes en Madrid. No pude estar en aquel acto; pero he podido verlo en la página de Cervantestv. Allí se dijo que este libro que nunca hubiese querido escribir el autor es el mejor de todos los que ha escrito. No sería yo capaz de decir algo así. En primer lugar, porque siempre me parece que una afirmación como esa, tan bienintencionada, puede conllevar menosprecio por lo que hubo. Y luego porque yo creo que nos conmueve poderosamente esta manera de convertir una experiencia radical en literatura; en buena literatura, no lo dudo. Y nuestra conmoción nos lleva a magnificar lo que ya es sobresaliente. Es el caso de esta obra, La hermana muerta, escrita para Lola Santiago (1952-2009), la escritora, la hermana. Pero es el caso también, porque su lectura me los ha traído aquí en donde leo, del maravilloso libro de Ángel Campos Pámpano La semilla en la nieve (2004), escrito a la pérdida de una madre, y de la espléndida elegía "Paisaje con pájaros amarillos" que fue sección del libro No amanece el cantor (1992) de José Ángel Valente, a la pérdida del hijo. Me resisto a creer que fue lo mejor que escribieron, aunque fuese lo más sentido. Hoy, precisamente, trae el periódico el recuerdo de unas palabras de la escritora Meghan O'Rourke sobre obras así, que son "una respuesta orgánica a una pérdida". La de Santiago Castelo, que se le escapa a Jordi Soler, el autor del artículo, supera con creces taxonomías de urgencia y circunstancias.

sábado, octubre 29, 2011

Si te dicen que caí

"Cuenta que […]" Así, con tanta intención, empieza Si te dicen que caí, la monumental novela de Juan Marsé, un nombre que yo siempre escribo con dificultad por la reverencial postura que adopto cuando lo hago. Y "Cuenta Juan Marsé […]" es el comienzo de la introducción, con esa intención, de esta edición de la novela que firma Ana Rodríguez Fischer y que publicó hace tiempo Ediciones Cátedra en dos volúmenes enfundados en un estuche. La editorial, con buen criterio, dio carácter extraordinario a una obra extraordinaria en la historia de la novela del último tercio del siglo XX escrita por un autor vivo. Vivo y activo. He disfrutado (sic) como un crío con un balón (sic) o como Java contando aventis con la lectura (sic) del aparato crítico, la bibliografía, y la introducción de esta edición de Si te dicen que caí, la novela con la que Marsé ganó el Premio Internacional de Novela "México" en 1973 y que no se publicó en España hasta que no se murió Franco. Para más detalles, el epígrafe "La increíble historia de una novela" de la introducción al libro, por el que pueden conocerse las vicisitudes de lo escrito por Marsé y cómo le robaron el sol de sus esquinas. A esta edición de esta magnífica novela llego tarde. Fue novedad hace casi un año, y lo supe; sin embargo, es ahora cuando la he leído, gracias a uno de sus autores, Marcelino Jiménez León. Yo sigo en mis trece. Que no hay que ser el primero en dar; y que hay que dar bien. Bien. Pues bien; me ha interesado mucho (sic) el volumen II, que contiene el aparato crítico, con las variantes entre la primera edición española de 1976 —la mexicana de 1973 no hubo por dónde cogerla— y la de 1989, a las que ahora se suma la revisión del autor que autoriza esta "Nueva versión corregida y definitiva (2010)". ¿Definitiva? Lo dudo. La obra de Juan Marsé —en palabras de Dionisio Ridruejo, el hombre menos afectado del mundo— es uno de los problemas filológicos contemporáneos más apasionantes. La edición de Ana Rodríguez Fischer y Marcelino Jiménez León muestra, por ejemplo, cómo Marsé reescribe lo dicho en A (1976) y en B (1989) y cómo vuelve a lo escrito en A después de haber corregido en B. Como para no disfrutar como un crío.

viernes, octubre 28, 2011

Víctimas

"La satisfacción ante la noticia del abandono de la violencia por parte de ETA debe ir acompañada en nuestro ánimo de un reconocimiento a las víctimas provocadas por el terrorismo. Más allá de cuál sea nuestra opinión política, el color de nuestras adscripciones, ninguna persona de buena voluntad duda en reconocer el papel de las víctimas, su inocencia, su sufrimiento. Y nadie se cuestiona cuál fue su ideología. Son víctimas. Y con eso basta. Dentro de 75 años los historiadores que analicen lo que ocurrió durante estas décadas de terrorismo en España, en el País Vasco, no podrán olvidar a las víctimas, no deberán hacerlo.
Pues bien. 75 años después del golpe militar de 1936 me gustaría que lográramos que también se reconociera por todos la verdad de las víctimas de la violencia represiva del franquismo. Más allá de cuál sea nuestra opinión política o el color de nuestras adscripciones, ninguna persona de buena voluntad debería dudar en reconocer el papel de las víctimas del franquismo, su inocencia, su sufrimiento. Nadie debería cuestionarse su ideología. Son víctimas. Y con eso debería bastar. Además, así se hizo ya durante años con las víctimas de la violencia izquierdista.
Y ese reconocimiento no es ideológico, sino moral, ético. Ese, el de las víctimas, es el único compromiso del historiador. Ése, el de las víctimas, debe ser nuestro único compromiso como personas."

miércoles, octubre 26, 2011

Gerardo Diego en ABC

Mañana jueves 27, en la Biblioteca de ABC (Juan Ignacio Luca de Tena, 7. Madrid), a las 20:00 horas, se presenta el libro Gerardo Diego en ABC (1946-1986). Artículos y entrevistas. Es un volumen de ochocientas sesenta páginas publicado por la Fundación Gerardo Diego en su colección "Bodega y Azotea", que, al cuidado del poeta malagueño Rafael Inglada, recoge todos los artículos y entrevistas de Diego sobre letras y artes publicados en ese diario a lo largo de cuarenta años. Me llegó hace unos días gracias a la generosidad de Pureza Canelo, que, junto a Elena Diego, dirige la citada colección y gestiona la fundación que lleva el nombre del autor santanderino, uno de los escritores del 27 que mejor trato editorial ha recibido y está recibiendo en las últimas décadas. La lectura caprichosa de algunos de los 453 artículos es en estos días mi manera de estar  mañana en el acto en el que intervendrán el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, Elena Diego, Rafael Inglada y, por parte de ABC, el que fuera su subdirector y hoy presidente de su Consejo Asesor, José Miguel Santiago Castelo, y Fernando R. Lafuente, director de ABC Cultural.

lunes, octubre 24, 2011

Conversación en cinco partes

El excelente libro de Gonzalo Hidalgo Bayal contiene cinco historias, cinco textos: "Kalé heméra", "Corzo", "Aquiles y la tortuga", "Monólogo del enemigo" y "Reparación". La extensión de los textos es muy desigual si comparamos, por ejemplo, el primer relato y el último. La serie por cantidad de páginas es 9, 28, 68, 38 y 74. Si la secuencia hubiese sido "Kalé heméra", "Corzo", "Monólogo del enemigo", "Aquiles y la tortuga" y "Reparación", entonces, 9, 28, 38, 68 y 74, que nos mostraría un claro criterio de ordenación de menor a mayor. Por el propio autor me entero de que este orden fue el primero, y que luego cambió al que definitivamente se ha publicado. Deshecho el criterio de cantidad, se refuerza el carácter nuclear de "Aquiles y la tortuga" y esa vocación simétrica tan cara a Saúl Olúas, su personaje: 2 + 1 + 2. Y no se pierde la progresión de las conversaciones, desde la primera, la del bello día,  motivada por "vuestras palabras" y que resulta un cuento súbito que nunca se había querido contar; hasta la última, que se me antoja la más pura, por reposada, "desde mi augusto sillón", y ante un supuesto único interlocutor, "usted"; pero también, y sobre todo, por autorreferencial: "[…] que es usted el que habla y habla y nunca calla y yo el que atiende y escucha mudo, paciente e imperturbable. O que hablamos los dos, al unísono, con una sola voz y un solo pensamiento, sin escucharnos el uno al otro, cada cual perdido en el extravío de su propia y mutua locuacidad […]" Es un relato admirable. El relato final de un libro admirable.

domingo, octubre 23, 2011

Conversación contra parlía

Tenía que haber escrito aquí mis primeras impresiones cuando terminé de leer Conversación, de Gonzalo Hidalgo Bayal. En caliente. Fue en Zafra, entre el 10 y el 11 de septiembre. Sin embargo, lo dejé estar. Escribí, sí, en caliente, a GHB unas líneas con mis felicitaciones, una pregunta y los siempre impertinentes avisos sobre alguna errata o inconveniencia. Me encantó el libro. Ya han salido algunas opiniones muy fundadas —la primera fue de Álvaro Valverde— sobre Conversación, y estoy de acuerdo con casi todo lo que se ha dicho. Menos con lo de Cary Grant y La ventana indiscreta de Hitchcock de la reseña de Ayala-Dip en el recién pasado Babelia, con casi todo. (Al pobre de James Stewart le estará picando la pierna enyesada.) Leí Conversación y sentí muchas ganas de conversar de verdad, y no, como se lee en "Reparación", el último de los relatos de este libro, de andar de cháchara, parloteo o parlía. Yo también podría decir que hablo, que escribo, para decir que existo, que sigo por aquí; pero lo más importante es que lo hago para decir que el libro de Gonzalo Hidalgo existe de una manera ejemplar y edificante. Aunque he de confesar que por primera vez he sentido leyendo a Gonzalo que habrá lectores a los que les cargue este tipo de literatura, que hojeen el libro y lo desprecien por falta de diálogo.

sábado, octubre 22, 2011

Chelo

© Ángel Corbacho
Me pilló —como siempre— en Zafra, y le debía estas líneas. Fue el 2 de octubre cuando lo supe. Chelo murió el primer día del mes, sábado. Era Chelo para todo el mundo Consuelo Sánchez Fondón, la librera de la calle Moret, la viajera impensable de la calle Moret. La calle Moret de Cáceres es a este que escribe lo que el corredor atlántico-mediterráneo a la red transeuropea de transporte; es decir, la más transitada y más vivida y sin embargo, bocacalle que no lleva del todo al centro, no. Allí vi a Chelo por última vez mientras la vecina del ultramarinos le reconvenía por trabajar tanto, por tanta paliza, le decía, y le recomendaba cariñosa descansar. Dos días después echó el cierre la tienda y un letrero en la puerta —"Cerrado por jubilación"— fue determinante. No hace mucho que había entrado en su garita para preguntarle por los libros que no estaban a la vista. Todavía tenía algunos ejemplares de la colección "El libro Aguilar" con los grandes títulos de Lampedusa, de Gorki, de San Juan de la Cruz, y recordé cuando hace ya bastantes años le compré Poesía española (Gredos), de Dámaso Alonso, y me dijo: —Se lleva usted un buen libro. Entrañable, tolerante y condescendiente, Chelo siempre ventiló desde su calle afanes de mundo, del mundo por parcelas de las guías que vendía. Creo que nació el año de la guerra. Será por eso. Agradezco a Ángel Corbacho esta fotografía. Estupenda.

jueves, octubre 20, 2011

ETA deja las armas

He vuelto a conocer en la ciudad en la que nací, en Zafra, un hecho de gran trascendencia histórica para un ciudadano español; sin duda, de muy distinto signo a aquel 23-F que me sorprendió allí. ETA abandona las armas. Este 20-O pasará a los anales como otro día frenético para los periodistas. Por la mañana, escuchaba a Ana Sterling en Radio Nacional con la noticia del asesinato —ella dijo la muerte— de Gadafi; por la tarde, el anuncio en un video del cese definitivo de la actividad armada por parte de ETA. Y los protagonistas de la escenificación no eran los tres encapuchados con txapela —qué imagen—, sino una actriz demasiadas veces secundaria y sometida: la libertad. Habrá que tragarse algunos sapos a partir de ahora. El primero, eso de "confrontación armada". Queda un camino duro pero esperanzador y estoy seguro de que se quedarán sin voz y sin razón los fieros.

martes, octubre 18, 2011

Palabras, símbolos, emblemas

Estuve en Madrid cuando ya se había inaugurado; pero, ocupado en otros menesteres en la villa y corte, no pude ver la exposición Palabras, símbolos, emblemas, en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense, que muestra un centenar de obras de los siglos XVI y XVII —y algunas ediciones del XVIII— del fondo antiguo de dicha biblioteca con el denominador común de pertenecer todas al sugerente mundo de la literatura emblemática. Por ahora, me conformo, y gracias a Víctor Infantes —comisario de la exposición junto a Bernardo J. García García—, con leer y tocar el original catálogo de la misma, un mazo de unos sesenta puntos de libro o marcapáginas ilustrados con las portadas de las obras expuestas, desde los Emblemata de Alciato (Lyon, Mathias Bonhomme, 1548) o la traducción de los mismos que hizo Diego López, junto con los de El Brocense y Claude Mignault, de 1573, para la edición de Nájera de 1615; hasta la Iconología de Cesare Ripa (Siena, Heredi di Matteo Florimi, 1613) o el Icones veterum aliquot, impreso por Plantino en Amberes en 1564, de Johannes Sambucus. La exposición se ha organizado en paralelo con el VIII Congreso de la Sociedad Española de Emblemática que se celebró en Madrid, en la Universidad Complutense, y se inauguró uno de los días del congreso, el día 15 del pasado septiembre. Estará abierta hasta el 15 de diciembre.

domingo, octubre 16, 2011

Pequeña patria huida

Sería injusto con la trayectoria poética de Antonio Carvajal (Albolote, 1943) si dijese que es este un libro sorprendente. Porque no es un adjetivo unívocamente elogioso, aunque yo quiera darle ese significado, y porque parece que lo es por insólito; y nada más esperable dada la calidad de la obra poética del granadino. Deslumbrante es este Pequeña patria huida que ha abierto otra prueba del buen hacer editorial de Antonio Piedra, esta nueva colección de “Maravillas concretas” —el verso del guilleniano “Mas allá” de Cántico—, que dirige junto a Eduardo Fraile, y que promueve la Diputación de Valladolid con la colaboración de Ámbito Ediciones, y que no me ha costado trabajo adquirir a través de una librería cacereña. El nombre que el lector encuentra en la dedicatoria de la primera parte del libro corresponde a la persona que me lo recomendó: Jesús García Calderón. La sabiduría fonoestilística de Antonio Carvajal tiene aquí su patria y su música —"Música o patrias" es el título de la segunda parte. Y es un goce de lectura lo que quizá sea para algunos alarde innecesario. Ay, espero que no haya que reclamar aquel "Inútil como el lirio", de Cernuda, que es el primer rostro literario con la que me encuentro en este libro de Carvajal, en el poema "De Monreale hasta Agrigento", que parece —y es— un poema de inspiración italiana, como el origen de su circunstancia —supongo—, y, sin embargo, es —también— el primer ejemplo del paseo por la gran literatura que es Pequeña patria huida. El otro nombre que como puntal se ofrece en esta obra es Góngora, cómo no. Si vale aquí encarecer poemas, dejo el "Intermedio más y menos galante" como una sección gongorista y conceptina, y me quedo con el principio, ya citado, con las "Pequeñas odas", y el final, qué poema, "Los velos, el viento". Qué poema. Con su circunstancia, su motivación —la obra del artista granadino Ricardo García—, y, sin embargo, con una proyección estética y conceptual admirable.

martes, octubre 11, 2011

Libros en las gradas de San Felipe

En José Amador de los Ríos, Historia de la Villa y Corte de Madrid (1861)

Hace ya unos años que escribí en una nota de lecturas para Laurel que habría que hacer reseñas de los artículos que sean memorables —por buenos o por malos— entre los cientos que se publican en las revistas especializadas. Hacer lo que no hacen las comisiones o agencias encargadas de evaluar la excelencia —o no— de la investigación filológica: leer. Me hago cargo. Y es que hay artículos de quince o veinte páginas que valen más que un libro de trescientas. Hace días que recibí uno de ellos. Me lo envió, por vía electrónica, su autor, Gabriel Sánchez Espinosa, dieciochista, profesor en Belfast (Queen's University), estudioso del literato aragonés José Nicolás de Azara, y de libros y bibliotecas. Lo ha publicado en la revista Goya (núm. 332, 2011, págs. 142-155) y se lo dedica al hispanista Nigel Glendinning. Su título: "Los puestos de libros de las gradas de San Felipe de Madrid en el siglo XVIII". Es un trabajo excelente que leí con fruición al recibirlo y sobre el que vuelvo gustosamente. Si casi todo estudio comienza por situar su objeto, éste lo hace con más razón, pues localiza físicamente en el antiguo plano de Madrid lo que fue el convento de San Felipe el Real y sus gradas, vistas en El diablo cojuelo de Vélez de Guevara, desaparecido todo a mediados del siglo XIX. Hasta que llega a tratar el comercio de libros en las gradas de San Felipe, Gabriel Sánchez Espinosa hace de guía sobre un Madrid que solo existe en la memoria documental —demos gracias. Luego, su aportación se llena de referencias a libreros desde el reinado de Felipe V hasta el de Carlos IV, y de libros, cómo no, o, más bien, de papeles de todo tipo; menos del más culto, minoritario entre tanta letra impresa popular: "El estudio de las obras disponibles en sus dinámicos puntos de venta, encrucijada de lo antiguo y lo moderno, podría servirnos de sismógrafo del choque de ideas y los modos de vida que tuvo lugar bajo la aparente estabilidad del último siglo del Antiguo Régimen" (pág. 153). La síntesis parece solo un aperitivo de lo que puede llegar a ser un censo de librerías del Madrid del siglo XVIII y los primeros años del XIX.

viernes, octubre 07, 2011

Félix Romeo

Era un gran tipo. Cuando he conocido la noticia por la radio, al filo de las tres de la tarde, he pensado en que Félix Romeo (Zaragoza, 1968) llevaba enfermo un tiempo y yo no lo sabía. No; he leído que ha muerto esta mañana en Madrid de un paro cardíaco. Le vi por primera vez cuando vino a Cáceres con Cristina Grande para presentar La novia parapente (Xordica, 2002), un libro dedicado a Félix. Les trajo Julián Rodríguez y aquello fue en el café Aldana. Años después, disfruté conversando con él porque coincidimos el uno al lado del otro en la comida del fallo del Premio Extremadura a la Creación de 2005. Fue un 6 de junio, en el Hotel Suecia de Madrid. Al tanto de todo lo que oliese a letra impresa, me preguntó por El trabajo gustoso y le regalé un ejemplar que llevaba en la cartera, seguro de que iba a encontrarme con alguien importante. Acerté.

miércoles, octubre 05, 2011

Un documento necesario

Me toca muy de cerca el documental sobre el campo de concentración de Castuera durante la guerra civil española realizado y dirigido por Daniel Álvarez y Lourdes Andrino para el programa Esfera, de Canal Extremadura, emitido ayer. Quien quiera verlo, sabrá por qué me toca de cerca. Por Zafra, por el que fue su alcalde, José González Barrero, fusilado en 1939, por su hija Libertad, por Antonio López, por mi hermano José María. En fin, por aflicción y emoción, siempre. —Háganse una idea; pa qué vamos a hacer más referencias. Como dice Antonio Villalba Murillo, un sobreviviente de aquello, a sus 93 años.

viernes, septiembre 30, 2011

Aurea Bibliographica

Aún hay expertos notarios de la historia de la vida impresa. Uno de ellos es Víctor Infantes, cuyas iniciales, por cierto, son las mismas que las de vida impresa. Su currículo ofrece sobrados testimonios de esta dedicación, con ediciones, monografías y artículos científicos; pero también con recensiones, comentarios y sabias nótulas que algunos amadores del libro le requirieron, como hizo Pablo Torres para sus Noticias Bibliográficas. Boletín Bibliográfico Anticuario (Madrid, 1989-2006), donde le publicó estas aureas que ahora se recogen en forma de libro: Aurea Bibliographica (1998-2006), Madrid, Turpin Editores (Colección Los libros de Sansueña, 1), 2011. Desaparecidas las Noticias Bibliográficas como repositorio de sus líneas sobre libros, Víctor Infantes (V.I.) viene ahora matando el gusanillo de su real gana bibliográfica en las páginas que le ofrece su amigo Pepe Grau en la alcoyana Hibris. Revista de Bibliofilia, que acaba de sacar un último número doble (63-64), con un extenso, divulgativo y bien documentado trabajo de Jon Zabala Vázquez sobre las prensas librarias. En esta nueva obra de V.I. no están todas sus colaboraciones en la revista que dirigió Pablo Torres entre 1989 y 2006. En el año 2000, en La biblia de los bibliófilos, Infantes publicó once de aquellas aureas (desde el número 65 de septiembre-octubre de 1998 hasta el número 75 de mayo-junio de 2000), que son las que faltan ahora en esta serie de cuarenta numeradas en romanos con el respetuoso salto de la IV a la XVI. Ganas me dan de hacer el vaciado completo de todas las referencias bibliográficas que trata Infantes, que daría para un listado bien nutrido de decenas de ítems entre los que podrían destacarse el Calendario de fiestas de la Comunidad Valenciana. Primavera (2001); la edición facsimilar del primer libro impreso en España, el Sinodal de Aguilafuente (Segovia, 1472), propiciada por la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua cuando “Las Edades del Hombre” de 2003; El libro antiguo (2003), de Manuel José Pedraza, Yolanda Clemente y Fermín de los Reyes; la biografía de Anne Cayuela sobre Alonso Pérez de Montalbán. Un librero en el Madrid de los Austrias (2005), publicada por la editorial Calambur en su “Biblioteca Litterae”, que, con la cabeza del bueno de Emilio Torné, tiene notable y justificada presencia en este libro de Víctor Infantes. Títulos, muchos títulos; pero también nombres que son justamente reseñados, y no solo porque conformen un elenco vital y amical, como Pedro M. Cátedra, los citados Fermín de los Reyes o Emilio Torné, Julián Martín Abad, Luis Bardón o Nieves Baranda; no, sino porque han contribuido de manera sobresaliente a la historia reciente de la cultura impresa. Como Víctor Infantes, que, además, atiende a las exposiciones más destacadas, a iniciativas editoriales como la de la extremeña Biblioteca de Barcarrota y su colección de facsímiles —que ya veremos en qué queda—, e incluso a revistas como Ajoblanco, a la que dedica la primera de las aureas de 2005, un punto nostálgica. La nostalgia del que, a la vista de lo que se escribe, puede decir que no hay cosa mejor que leer lo que ya se escribió en los siglos pasados, al mismo tiempo que atiende a lo último que sale. Lo suscribo.